lunes, 22 de abril de 2024

La falacia del cambio aislado

La falacia del cambio aislado

Cuando se habla de un (supuesto) fallo arbitral, se suele caer en la falacia del cambio aislado. Quien considera que ha sufrido un (presunto) robo arbitral suele estimar que aquello que le ha perjudicado se añadiría sin más al resto de lo ocurrido y sólo obraría en su beneficio. Así un empate a 2 se convertiría en un 3-2.Esto tiene sentido si el (…) perjuicio ocurre en el minuto 90 o añadido. Pero si eso sucede en el minuto 30, 50, o 60 es una pretensión sin sentido. Se olvida, o se ignora por interés, que si se imagina una realidad en la que se ha producido un cambio, se está entrando en un nuevo universo, en el que no puede entenderse que permanece lo que sucedió en nuestro mundo conocido. Debemos aceptar que a partir de ese cambio no tenemos ni idea de cual de las múltiples posibilidades de evolución se hubiera dado: tan factible el 1-4 como el 5-2. No sólo nos encontramos en una situación distinta; también los protagonistas cambian: hay quien se crece ante lo adverso y hay quien se acobarda al temer perder lo ganado (cholistas). 

Esto mismo nos ocurre cuando pensamos en el pasado, y nos planteamos que hubiera pasado si yo hubiera dicho o hecho, si él o ella…, si aquello…Nos solemos olvidar del efecto mariposa del que nos hablan las películas de viajes en el tiempo. Aquello que consideramos positivo desencadenaría una reacción en cadena cuyas consecuencias son inimaginables, y que nos podrían conducir a un escenario mucho peor que en el que hemos vivido. Y por el contrario, puede que un cambio al que atribuimos un efecto trascendente en realidad sólo hubiera sido un breve paréntesis, algo bueno pero que hubiéramos perdido enseguida por torpeza o porque no era para nosotros, o que pronto hubiéramos descubierto que no estaba a la altura de nuestras ilusiones. 

Plantearse “que hubiera sido si” suele ser un entretenimiento al que nos dedicamos mientras eludimos la responsabilidad de cambiar el presente y el futuro. Como dijo el otro “y si mi abuela tuviera ruedas…”.

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