jueves, 19 de diciembre de 2013

                                                               FIN Y PRINCIPIO

La ciudad para mí. Las calles vacías. Todo el mundo en sus casas. Reunidos, cenando y esperando el momento. Ya queda poco, en media hora escasa el año termina. Yo corro, solo, aunque siento que me acompañas.
Este año lo empezamos juntos. En el hospital. Pero tú sonreías, y me hacías sonreír. Tú decías, “lo mejor para recuperar la alegría cuando te sientas mal es actuar con alegría”. Yo no lo entendía. Ahora sí. Ahora corro para tener ganas de correr. Sólo así encuentro energía para moverme,  para hacer.
Hace frío. Eso me gusta. Es una sensación intensa que se une a las que produce correr. Sensaciones, realidad, vida en acción. Moviéndome con un propósito, con voluntad, aunque sin pretender un sentido.
Las luces de Navidad brillan sólo para mí, un derroche, porque yo no las disfruto, a mí me hacen daño. A ti te encantaba la Navidad. Te gustaba regalar, te gustaba festejar. Reías,  te emocionabas. Desde mucho antes de la lotería cantabas villancicos. Yo me quejaba. Tú me decías que si era tan gruñón, los reyes me iban a traer carbón. Antes de  nochebuena ya habías conseguido ilusionarme.
Siempre me animabas. Incluso al final cuando te costaba sonreír. Me hacías salir a correr. Me decías que yo debía luchar, como tú lo hacías. Tú tan valiente, aún me sigues animando, aún siento tu impulso. Corro pensando en ti como siempre lo he hecho. Te sigo imaginando esperándome al final del recorrido, para felicitarme, para abrazarme.
Sabías que me hacía bien correr. Ahora también. No es que me permita huir de la tristeza, pero evita que esté preso de ella. No es que me haga olvidar; tampoco lo quiero. Pero permite que mi mente se preocupe de seguir adelante, de continuar.
He llegado hasta el faro, corriendo por el camino de costa. La ciudad allí abajo, lejos. Te hubiera gustado esta vista. Pero pronto hubieras querido que nos uniéramos a la celebración. Casi te veo diciéndome: “vamos, muévete, volvamos”. Con tu sonrisa, con tu mano invitándome a seguirte. Sí, ya voy, es hora de volver. Regresar al mundo desde esta soledad.
Año nuevo. El tiempo no para, pero para nosotros termina y comienza, una vez y otra vez. Pongo a cero el cronómetro. Vuelvo a ponerme en marcha. Es un regreso, pero también es un nuevo inicio.