domingo, 5 de mayo de 2024

Oscar y la máquina de fango

 

Cuartel general de defensa de la democracia, despacho del mando supremo.

Entra Oscar.

— Saludos al más grande, a la leyenda, ¡¡al puto amo!!

— ¡Oscar! Ya te he dicho que no me gusta que me llames así. Anda, levántate y bésame el anillo…¿Para qué vienes?

— Jefe, te traigo grandes noticias. Creo que te gustará lo que he hecho…

— Uff, miedo me das.

— Cómo en este gobierno no pone nadie los huevos encima de la mesa…perdón, perdón, quiero decir los genitales, paridad Oscar, recuerda el curso…bueno, pues eso, como veo que nadie quiere ensuciarse, me he encargado yo de detener la máquina del fango.

— ¡Pero Oscar, coño! Qué son cosas que decimos los estadistas, no hay que hacer una interpretación literal. ¿Qué has hecho?

— He cerrado un montón de webs, ten, aquí tengo la lista…

  A ver…Pero…pero… ¡estos son de los nuestros!¡Te has cargado todo la red Proverbio!

— … ¿La qué?

— Progresistas veraces y ecológicos.  

— ¡Perdóneme, amado líder! En mi grupo de WhatsApp de compañeros de EGB decían que todos estos eran muy mentirosos.

— Está bien, está bien…Sé que eres leal, pero les das material a los enemigos de mí legítimo gobierno…tengo que alejarte de España por un tiempo. Precisamente estoy buscando a alguien para una misión diplomática en Palestina. Ah, creo que será mejor que viajes hasta allí en tren. Es más sostenible.

— Lo que usted ordene señor, soy su siervo, su esclavo.

— No tengas prisa en volver, espera por lo menos tres meses.

— ¿Tres meses sin verle? No amo, no, ¡Por favor! ¡Noooo!